miércoles, 29 de julio de 2009

AMARANTA


Colombia, año 1988, en una clínica de la ciudad, en medio de múltiples casos de muerte natural, fracturas y afecciones cardiacas, en una de las salas de partos de aquel lugar, se escuchan los esfuerzos de una madre por traer a su hija al mundo.

Nace Amaranta, de labios rojos magenta, con una tez blanca como la luz de la luna, con ojos enormes y un aura especial. Amaranta crece, sus padres le enseñan a comer con los codos bajo la mesa, a sentarse con las piernas cruzadas como una señorita, a lavarse las manos antes de pasar a comer, a rezar antes de dormir, en el colegio, aprende a leer, a escribir, a sumar, a saltar el lazo, a ir al cine con sus amigas, a ir de compras junto a su madre, a aplicarse un poco de labial en su boca, normalmente todo lo que una niña le gusta hacer a los 14 años.

Pasa el tiempo, ahora Amaranta tiene 21 años, estudia derecho en una buena universidad, en la que con mucho esfuerzo sus padres logran sostenerla, Amaranta se convierte en una mujer hermosa de cuerpo estilizado y curvas deseadas, es responsable y respetuosa, es amigable y tiene muchos admiradores. Al parecer todo marcha bien en la vida de Amaranta, es una mujer con conocimientos intelectuales, sabe un poco de moda, sus charlas de predilección son los debates políticos y se desenvuelve como toda una profesional en su campo, sabe todo lo que le concierne y un tanto también de lo que no, definitivamente aprovecho sus años de colegio y universidad.

Una tarde lluviosa del mes de abril, Amaranta llega casi que juagada en agua a la cafetería de su universidad, por más de que había tenido presente sacar un paraguas, finalmente lo olvido, tenia parcial oral de derecho fiscal a las 3:15pm, con Fernando Espitia, una eminencia en el gremio y uno de los profesores más cuchillas de la facultad, estaba angustiada, pues sabía que en esas condiciones no podría entrar a presentar el famoso examen, de repente, alguien a sus espaldas se acerca y le brinda una cálida y tersa chaqueta gruesa, era negra, de cuero, con unos brochecitos curiosos a los lados de los bolsillos y con ovejo por dentro, además olía muy bien.

Amaranta se da vuelta atrás enigmática y sorpresiva, era Tomas Sarralde uno de los tipos más cultos y atractivos de la facultad, Amaranta se sonrojo y sintió un estallido que le venía desde el estomago hasta el corazón, su piel se erizo desde las piernas hasta los brazos, sus ojos se agrandaron y sus pupilas se dilataron, mientras una esplendida y cándida sonrisa se esbozaba de sus labios, tras un “muchas gracias”. Tomas le sonrió y le hizo entrega de un expreso caliente y humeante.

Amaranta se sentía en la luna, no podía creer que aquel personaje estuviese en frente de ella en esa situación, se sentaron en la única mesita que se encontraba vacía en un rincón de la cafetería y conversaron mientras el café se consumía, tomas invito a salir a Amaranta, espero a que saliera de su parcial y la llevo hasta su casa, por cierto, Espitia no dijo nada respecto a el humedal que llevaba Amaranta puesto encima, saco 4.2 en su parcial.

Al cabo de un tiempo Amaranta y tomas ya eran novios, Amaranta era más feliz que nunca, se había enamorado, soñaba en rosa, se acostaba y levantaba pensando en tomas (eso nunca se lo enseñaron sus padres, tampoco lo había aprendido ni vivido, en el colegio ni en sus tres años de carrera) estaban a punto de cumplir un año, Amaranta seguía asistiendo a su universidad y aprendiendo mucho, definitivamente era muy inteligente, le iba muy bien, lo sabía todo.

Una cálida mañana del mes de marzo, a Amaranta la llaman por teléfono, era Cristina, su mejor amiga de la universidad, Amaranta se alegra de escuchar a cris, hace rato que ella no llamaba y estaba como distante, (Amaranta nunca se indago eso, quizás era por cuestiones de la universidad pensó) le pidió a Amaranta que se encontraran en el centro comercial del norte de la ciudad a las 12:00 pm, Amaranta pregunto qué sucedía pero cristina fue reiterativa con la hora del encuentro y le colgó! Amaranta se arregla y aplica un poco de labial, justo falta un cuarto de hora para la cita con su amiga, sale de afanes y olvida su teléfono celular, teléfono que no pararía de repicar, era tomas que la llamaba de forma insistente. Llega justo a tiempo, se sienta en un cafetín que hay en la entrada principal del centro comercial, en cuestión de minutos llega cristina, se sienta en frente de Amaranta, no la saluda, solo agacha la cabeza y le dice a Amaranta, “lo siento, te aseguro que fue sin querer” Amaranta no entiende, Frunze el ceño y pregunta, q pasa? Aparece un silencio abismal y detrás de él unas palabras encerradas tras los dientes de cristina, “llevo saliendo con tomas hace un mes, anoche hicimos el amor”Amaranta parece una roca, no se mueve, no se inmuta, pero segundo a segundo su piel palidece y siente como si fuera a morir, su corazón se acelera, su piel se eriza desde las piernas hasta los brazos, su estomago siente un vacio instantáneo que sube como punzada fulminante al corazón.

A Amaranta nunca le enseñaron el desengaño, la traición, ni mucho menos que se sentía cuando a uno le rompían el corazón.

RACH.

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